31 diciembre, 2005

¿Feliz es sólo protocolo?

El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera.
(…)
La verdad sea dicha, no hay quien se resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será.

El Derecho al Delirio – Eduardo Galeano



Quiero creer, necesito creer. No me resigno a la idea de que ya las decepciones hicieron su trabajo en mi cabeza y anularon cualquier esperanza vacía de que un día más, uno menos, pueda cambiar el mal rumbo de mis días. Esa inocencia que me llevaba a la certeza de que todo iba a mejorar, se esfumó junto con los días que hoy decido olvidar. Las horas se burlan de mí y de mi ingenuidad; quiero volver a tener esa sensación de que en ese minuto, que en el brevísimo instante entre 11.59 y 12, se produce un cambio, EL cambio que me va a alejar de toda esta mierda que parece no querer acabarse.
Termina y yo pretendo que creo que va a ser mejor. Esta hipocresía me mantiene, y aunque no me convenzo igual deseo, igual espero.
Tres al hilo no aguanto.

“Este 31 de diciembre, uno de esos días en que el gris de la ausencia alcanza su mayor brillantez, quizá sea bueno asomarse nuevamente a esa peligrosa escollera. Por eso voy a brindar con ustedes, mis amigos, para que esa noche nos encontremos en el espacio imaginario de nuestros sueños.
Brindo por todos aquellos que insisten en desconocer el misterio de la existencia. Por que en el brindis cierren los ojos y que al volver a abrirlos el escenario sea otro y la obra, maravillosa.
Brindo por los intrépidos que hoy están tristes, por los vagabundos que se creen perdidos, por los rebeldes que están resignados, por los perseguidos que tímidamente poseen el secreto. Que se cumplan sus peores propósitos. Que gocen el peor momento. Que sigan siendo polizones ocultos entre los pliegues de la pesadilla colectiva. Que nunca los encuentren, que siempre lleguen a tiempo o que no exista el tiempo, para que puedan llegar.
Brindo por mis invisibles amigos, los que saben que no saben, los que, deseando vivir, viven simplemente deseando.
Que funden su reino, que encuentren su magia, que hagan la fiesta, que nunca se pierdan.

Y de no ser así, que el mundo se pudra en el infierno que nos sugieren.”

Un brindis de piratas – Enrique Symns

30 diciembre, 2005

Incredulidad post-ilusa

Se ocultan detrás de las siluetas, haciéndole compañía a las sombras. Los busco atrás de las figuras pero poseen la agilidad propia de las ánimas. Siento las miradas que me observan desde el anonimato y me alegro de no estar sola en esta nublada realidad. Me reconforta saber que ahí están, pero la insatisfacción de sentirlos lejanos me inunda. Sus caras, sus ojos, sonrisas, son conocidas… familiares. Son todos un mejor amigo, algún viejo amor… son todos yo. Yo, ella, él, vos. Son todos y hoy no son nadie. Hoy los niegan, me olvidan, los evoco. Me aferro, se aferran, nos aferramos y la caída es inevitable. No los rescato, no me rescatan, esa fuerza me los arrebata, porque de aquel lado de la soga tiran aquellos cuyo fuerte incentivo, el dinero, motiva más que a los rivales sumidos en la bronca e impotencia. En esta pelea injusta ganan con una mano en los ojos y otra en los bolsillos. Pido que no me dejen tirar sola de esta impune soga que ya no participa del juego y se dedica a atarse al cuello de los condenados, asfixiándolos rápidamente antes de que puedan pedir ayuda; cual serpiente que inyecta su veneno más letal y doloroso sin remordimiento alguno, y observa caer a sus víctimas con satisfacción mientras su amo le da unas palmadas congraciando su desempeño. Ya nadie los llora, porque los que sobreviven sufren los efectos de otro veneno igual de rápido y fatal: la incertidumbre y el olvido. Este carece de cura alguna y es altamente efectivo, mata sin dejar morir; obliga a su presa a observar su lenta y dolorosa muerte, sin contemplar la eutanasia como una posibilidad.
Y seguimos todos presos de esta enfermedad, agonizando al mismo tiempo en sitios en donde los gritos no llegan molestarlos. Y día a día nos morimos un poquito más, hundiéndonos en este pozo de desesperación y desolación.

¿Por qué será que ejerciendo esas mínimas e ineficaces posibilidades que nos da esta farsa llamada democracia, sigo sintiendo que nada cambia ni va a cambiar?

Me niego a que la voz se calle

La incertidumbre nos arrima a la desesperanza de una manera peligrosa. Esos límites, cada vez más difusos, son los que me dispongo a mantener, para no transformarme en el objeto de mi crítica. Buscan darme ese empujón final, echarme junto con los otros desahuciados que cayeron y que nadie pudo/supo rescatar. Caminan sin rumbo, solitarios y perdidos, se ignoran unos a otros, ocupados en auto compadecerse, y los escasos gritos no logran sacarlos de su autismo. No quiero unirme a ese desfile de sueños rotos, y apáticos divagantes. Me rehúso, y sin embargo cada vez me dan más razones para participar de esa lúgubre ronda que crece día a día. No puedo evitar sentir que cada minuto que estoy acá es una yapa, que este momento tengo que mendigarlo porque no es mío. No quiero decir más ni gracias, ni por favor; quiero que esos dadivosos hipócritas caigan, llevándose consigo la impotencia que acarrean.

365 días, 194 víctimas, $800.000 de fianza, 30 votos… ¿Quién podría imaginar que atrás de esos intrascendentes números se esconde tanto dolor?

“¿La historia se repite? ¿O se repite sólo como penitencia de quienes son incapaces de escucharla? No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la memoria humana se niega a callarse la boca. El tiempo que fue sigue latiendo, vivo, dentro del tiempo que es, aunque el tiempo que es no lo quiera o no lo sepa.
(…)El poder identifica a la memoria con el desorden y a la justicia con la venganza.”


Y sí… Galeano.

29 diciembre, 2005

Tan simple y no nos dimos cuenta

Respiro esa sensación de liberación que promete alejarme de la mecánica rutina, de dominantes y obligaciones, de expectantes y expectativas, y de la contagiosa angustia que se respira y absorbe… deseo tomarla, abrazarla, y no dejarla ir nunca, fundiéndonos en algo nuevo y único. Sin reproches ni fantoches, sin culpas ni temores, me lanzo a la conquista de mi objetivo, y juego a las escondidas con la abrumadora masa inerte que me busca y quiere que forme parte de su equipo. Corro sin mirar atrás, escapando y disfrutando del escape. Sonrío y esa risa ya no molesta, porque me acompañan otros con sus carcajadas.
Suena esa dulce música con una particular cadencia, suena a libertad.
Suena, cada vez más alto, contagiando hasta a los más escépticos.
Suena, ya es ajena, cobró vida y vuela sin reparar en nada ni en nadie; pero a su vez es propia, intrínseca, ya forma parte de nuestros amaneceres y crepúsculos.
Suena, ya no hay quien la calle; ya nadie la quiere callar.
Olvidamos quien empezó, solo la seguimos a ciegas, porque ese sinónimo de rebeldía, esa risa, esa felicidad, nos inunda y aplaca a los demonios que veneran al silencio y al automatismo…



¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible...

Eduardo Galeano

27 diciembre, 2005

Inevitable

Y en alguna vuelta se frena y observa la rebuscada escena en la que participan esos cuerpos. El suyo pierde la noción de lo prohibido y lo aceptado, involucrándose en la inmoral y pervertida función. Se suceden las rebuscadas situaciones, sin encontrar obstáculos para unirse en ese abrazo eterno, interminable. Una sensación que inunda, ahoga, no permite escapar, y no da razones para querer hacerlo. Huir significaría escaparle al arrebato y al hechizo, y ese calor, impide tomar esa decisión, porque sería acabar con la liberalidad y el esplendor que sólo los privilegiados poseen por momentos.

Y ese abrazo, ese encuentro, van llegando a su inesperado fin, dejando sedientos a los apasionados que no se dan por vencidos y siguen en busca de la eternidad amándose sin respiro ni descanso.


- Bob Marley en exceso puede resultar perjudicial para la salud -

De idas y vueltas

Vuelve de capa caída y alas rotas. Se le piantó alguna ilusión por el camino, y olvidó como era la emoción del salto. No teme al golpe, sino a la repercusión del intento. Cabizbajo camina, un pie atrás de otro siguiendo esa rutina de limitación.
Tac, tac, tac, suenan los pasos y ahogan el llanto con su ruido…

Vuelve resignado, pateando maldiciones y abrazando fantasías para sobrevivir. Sueña con la idea de dejar de desear no estar; busca en otros ojos, la mirada que perdió y se busca a sí mismo, porque en el camino se fue a la caza de alguna utopía traviesa y tentadora, y nunca supo como volver.

Vuelve y ya no importan las heridas, porque llegó al nido. Llora y busca otras alas que lo abracen. Envidia a esas voluptuosas aves que lo apañan, y las necesita, porque el calor de esos cuerpos reaviva las esperanzas de volver a emprender algún día la ruta hacia la lejanía, buscando ser ajeno a todo y a uno aunque sea por un aleteo…


"Hay que aprender a volar, sin temor a la caída..." (rememorando viejas épocas de comedia musical)

Volví... =)




19 diciembre, 2005

Juego sucio

Cansada de su danza de seducción continúa, me doy por vencida. La histeria de estar o no estar, de pertenecerme, acompañarme, o mantenerme alejada me mantiene en una montaña rusa y no sé como hacer para bajarme, ¿o no quiero? El participar de este juego me hace sentir que aún estoy en carrera, y saborearla aunque sea sólo por un segundo, hace que valga la pena la agonía.
De vez en cuando estoy arriba, y siento que el aire me acaricia, y veo la insignificancia de lo terrenal y sus laberintos. Desde allá yo manejo, me manejo.
El problema es cuando bajo, y el miedo y la desesperación se apoderan de mí; cuando siento que me estrello, y a nadie parece importarle.

Cansada de vueltas me bajo, no quiero jugar más, ni ser otra pieza en el tablero.


-¡Vaya mujer! ¡Déjeme tranquila! ¿Quién le ha dicho que usted es tan importante?


Pero no me cree, porque ve en mis ojos que es el objeto de mi deseo, que me desvela y que no puedo dejar de pensar en ella. Sabe que la amo.
Que turra... ¿por qué la Libertad me atrae tanto, y no puedo sacármela de la cabeza?


Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien ¿quién me llorará,
si me dan alas y echo a volar?
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal.
Quizás alguien me espere en la oscuridad…



Cada día más...

17 diciembre, 2005

Reggae Music

Espasmos descontrolados. Los problemas descansan en algún lado mientras nos llenamos de sonido y vibraciones. Desenfreno, y liberación; paz, magia. Cada partícula de nuestro cuerpo es música y movimiento. Y el ritmo nos posee, y deja salir a la “otra”. Ella baila, osada; ella es la afortunada que no tiene preocupación o inhibición alguna.
El cuerpo empieza a quedar chico; y ella danzante se escapa, formando parte del viento y de la noche. La oscuridad brilla con intensidad, pero no logra opacarla. Sensualidad, ondulaciones, es la protagonista absoluta de esta simbiosis de erotismo y libertad. Las notas, culpables del exquisito placer, prometen no terminar, y se repiten incesantemente, porque ellas también disfrutan del espectáculo.
La noche empieza a quedar chica; me uno y nos entrelazamos hasta fundirnos en ese edén de éxtasis; y ruego que la excitante voz no se calle, y que ella nunca se detenga...

I wanna love you, every day and every night…
Is this love? Is this love? Is this love that I’m feeling?

Paredes desnudas, lienzos en blanco

Pinceles, colores, manchas… una fiesta de figuras sin rumbo ni fronteras. La magia de la creación al alcance de la mano; nosotros, los actores de esta obra sin principio ni fin. En una conjunción de arte y alas, ella va tomando vida, y comienza a independizarse. Ya no mandamos, sólo obedecemos; nos transformamos en instrumentos de esta rebelde musa que es inspiración y consecuencia a la vez, y que pícara nos mueve y conmueve, con su gracia e inventiva.
Somos sólo intérpretes de estas deidades eternas y sublimes. Nada más, nada menos.


Hoy quizás nos reencontremos, ¿aún las oiré? ¿aún me hablarán?

16 diciembre, 2005

Desaliento

Hay días en los que la nostalgia, la impotencia, el recuerdo y el triste e inevitable acercamiento con el olvido, atormentan y rompen escudos, barreras que separan mares de lágrimas, de la aparente estabilidad de quien en realidad busca consuelo y justicia. Ahogado en penas, grita pidiendo ayuda, pero su voz es aplacada por la agitada bestia, que sigue sin reparar en lo que aplasta o deja atrás.

Y el problema no es que lo aplasten, olviden, humillen, desprecien... sino que ya no le importe.


"La máquina enseña a aceptar el horror, como se acepta el frío en el invierno." Eduardo Galeano



DESGANAS

Si cuarenta mil niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y de la sed.
Si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas,
y si el poder se ufana de sus cuarentenas;
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres,
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro.

Pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.


Mario Benedetti


15 diciembre, 2005

Noche en vela

Seres entrelazados, en busca de aplacar la oscuridad y el frío que se apodera de una ordinaria noche de verano. Cuerpos que no conciben límites, y que se funden en prados que sólo ellos conocen y recorren, sin despreciar rincón alguno. Palabras mudas, que se palpan, saborean, y sólo saben a pasión desenfrenada, carente de inhibiciones y prejuicios. Los animales toman control sobre la situación, y en una lucha por poder y protagonismo, hombre, mujer, criatura, olvidan formalidades, y reglas, entregándose a la misión de aplacar a las fieras.

“No consigo dormir, tengo una mujer atravesada en los párpados.”

Yo, a diferencia de Galeano, tengo un hombre atravesado en los párpados. No me permite ver, ni pensar, porque descubrió la llave de mi cabeza, e inunda mis pensamientos a diestra y siniestra, sin contemplar el desorden y caos que provoca.


14 diciembre, 2005

Palabras más, palabras menos

Poesía pobre, exceso de adjetivos, redundancia de ideas (cuando éstas no son vagas y difusas); carencias gramaticales, alguna que otra falta ortográfica, repetición de “quizás, tal vez” y demás palabras que dejan vislumbrar la indecisión de mi persona; conceptos condicionados, que denotan una cabeza condicionada; falta de metáforas y recursos literarios que embellezcan los relatos; creatividad nula.

Eso es lo que ofrezco, eso es lo que TE ofrezco. A pesar de mis recurrentes encontronazos con las palabras, hay momentos en los que se prestan para ser parte de un texto redundante y a su vez carente, indeciso, condicionado, pero mío. De vez en cuando esas palabras me obedecen, mientras muevo la batuta y al compás del “un, dos, tres” bailan mi ritmo, hacen mi música y crean mis melodías. Y me dejo llevar, y nos perdemos en algún baile, alguna pirueta, nos reímos complacientes y concientes, de que somos las responsables de esa belleza completamente subjetiva.

Te invito a bailar conmigo…

Sueños

Los sueños son motivadores, móviles, que nos empujan y sostienen. Hay de todos los tipos: grandes, chicos, posibles, y hasta utópicos; egoístas, colectivos, ajenos… Cantidad, forma y color de estas ilusiones varía según el ser que lo imagina. No hay límites, reglas; ni imposiciones, ni impositores que condicionen nuestras dulces fantasías; porque allá, de donde son, jamás les dijeron que algo era imposible. Mimadas y caprichosas, persisten, nunca renuncian…esas fallas son propias de las personas con las que conviven, porque un hombre sin sueños no vive, y un sueño no es nada sin alguien que lo anhele.

Muchas veces los niegan y subestiman; los ocultan, por temor a nunca romper esa barrera que separa a los sueños de la realidad, y que cae cuando los concretamos. Otros, al contrario, se embeben y entregan completamente a ellos; fusionando realidades, sueños, delirios, ya sin llegar a distinguirlos. ¿Y qué es más peligroso, los seres que reniegan de sus sueños, o los que ya no los persiguen porque aunque no los hayan alcanzado, viven en ellos? La tentadora fantasía, es casi siempre, infinitamente más hermosa que la cruda realidad. Y es inevitable no querer formar parte de ella, olvidando desilusiones, soledades, tristezas. En esa invención propia, nada se nos prohíbe, somos la mano creadora, los inventores de cuanto pase o haya, porque allí, de donde provienen esas maravillosas quimeras, nadie nos dice que algo es imposible.

Mi ventana sobre la utopía

Una ventana que nos permite verla, y desearla. Tanta belleza, tan nuestra; tan cerca, pero a la vez tan lejos… Tal vez si estiro un poco el brazo la pueda llegar a tocar con la puntita de los dedos, y permanecer eternamente entre esas manos llenas de vida, hechas de sueños… Me dejaría estar, dormiría en su vientre y acariciaría los cabellos con forma de tiempo que nunca pasa, y nos regala la eternidad de la magnificencia. La risa sería música; la alegría, nuestro aire. Amor por doquier, entre besos, caricias y abrazos que no se terminan, y que vencen las barreras de los cuerpos para ser sólo alas, sólo vuelos.

Después vuelvo, cierro la ventana, me siento y recuerdo esos segundos, minutos, horas, días… tiempos. Sonrío y vuelvo a imaginarme nuevos paisajes para mi ventana. Para ser honesta, la perfección me aburre un poco...

Buenas nuevas

Después de vueltas y vueltas creo haberlo encontrado. Estaba dedicada a la búsqueda constante de un escape, de un espacio… he aquí mi pequeño lugar, humilde, sencillo, pero mío. Mío, mío, ¡que falta de respeto apropiármelo! Él es el que se presta en realidad, pero con mis ansias de conquista y propiedad, ya tuve el tupé de venir a decir que lo poseo.
Retrocedamos… me doy/me da/les damos la bienvenida, él y yo. Sólo para llevar la contra, decidimos no “fundirnos en uno”, sino hacer lo contrario: fundirnos en muchos. Muchas voces que buscan desesperadas decir cosas, las muchas caras de una persona, muchas sensaciones que nos golpean y acarician a la vez…
Y cerramos esta simple inauguración con el texto que da nombre a "él" espacio. Son palabras de Eduardo Galeano:


VENTANA SOBRE LA UTOPÍA


Ella está en el horizonte

me acerco dos pasos,

ella se aleja dos pasos.

Camino diez pasos

y el horizonte se corre diez pasos más allá.

Por mucho que yo camine

nunca lo alcanzaré

¿para qué sirve la utopía?

Para eso sirve:para caminar...