15 mayo, 2006

cartas


Todavía siento el calor de tu mano. Todavía. Temblaste, lloraste, y acariciaste con trazos, años de distancia, luces de nostalgia. En tu mano eran uno, en una conjunción perfecta, armoniosa de tinta y recuerdo.

Te perdiste en la profundidad de la o, y te escudaste en los recovecos de la e. Larga y punto, principio, sangría, sangrás en silencio gritándolo a letras. Y todavía no te encontraste. Todavía.


Repasás, releés, procurás que las palabras mantengan su forma y conserven esa comunión de sentimientos, así cuando se finalmente desenvuelvo tu saludo, invade el olor a encuentro, y se desliza en forma de abrazo, el papel despidiéndose del sobre.

¿Habrá algo más lindo que descubrir tu nombre, esperando entre tantos anónimos?