15 mayo, 2006
cartas
Todavía siento el calor de tu mano. Todavía. Temblaste, lloraste, y acariciaste con trazos, años de distancia, luces de nostalgia. En tu mano eran uno, en una conjunción perfecta, armoniosa de tinta y recuerdo.
Te perdiste en la profundidad de la o, y te escudaste en los recovecos de la e. Larga y punto, principio, sangría, sangrás en silencio gritándolo a letras. Y todavía no te encontraste. Todavía.
Repasás, releés, procurás que las palabras mantengan su forma y conserven esa comunión de sentimientos, así cuando se finalmente desenvuelvo tu saludo, invade el olor a encuentro, y se desliza en forma de abrazo, el papel despidiéndose del sobre.
¿Habrá algo más lindo que descubrir tu nombre, esperando entre tantos anónimos?
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6 comentarios:
antoooo =)
que lindo..
nunca te habia firmado, creo.
te quiero mucho, aunque vivas en una nube de gases corporales.
Qué encuentro tan encontrado a pesar de ser falto de cercanía.
Me gustó mucho!!
Te leo.
Jez
Pensé que ya había dejado un comentario, la memoria me ha engañado.
Me gustó =)
yo opino que entendi todo
=)
No, no creo que haya algo más lindo que eso. Los anónimos son ásperos y grises, no como su nombre, su nombre es dulce, como el algodón de azúcar y es azúl, como el color del cielo en primavera. No está hecho de letras sino de sueños, de sueños que se sueñan en secreto y se disfrutan y se esperan y se buscan... Sueños que de a ratitos, solamente de a ratitos parecen realidad.
Algún día podes seguir escribiendo eh!
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